El caballito de mar nada y nada sin parar,
no quiere que una sirena vuelva con él a jugar
y ponérselo en el pelo como si fuera un trofeo.
Ni quiere que la marea se lo lleve hasta la orilla.
Quiso cogerlo una niña de grandes ojos azules.
¡Qué pesada la chiquilla!
Menos mal que se escapó. ¡ Vaya susto que le dio!
El caballito de mar está a punto de llegar hasta su bello jardín.

¡Qué a gusto que se
está allí!
Lleno de prados
marinos de césped
verde muy fino.
Aunque se encuentre en el agua , se siente en el mismo cielo.
Con su colita flexible se sujeta fuertemente a su roca favorita.
De allí no se moverá mientras no se calme el mar.
