Mensaje de bienvenida

¡Y sin embargo algunas personas dicen que se aburren!¡ Démosles libros!¡Démosles fábulas que los estimulen!¡Démosles cuentos de hadas! Jostein Gaarder

jueves, 31 de diciembre de 2020

Lectura del cuento UNA REAL VISITA

Para todos los niños y niñas que esperan con ilusión la llegada de la mágica Noche de Reyes. Espero que  sus Majestades los Reyes de Oriente os dejen mucho amor para compartirlo con vuestra familia y todos vuestros amigos. 




lunes, 14 de diciembre de 2020


                                                     

                                            MARCHARON PRESTOS.

                                            EL RELOJ DE LA TORRE

                                            LES MANDÓ AVISO.

viernes, 11 de diciembre de 2020

VACUNAS PARA LOS REYES MAGOS

 

                                      Ilustración de  Guille Martínez Ortiz



 Se acercaba la Navidad  y Paloma había ido a pasar la noche a casa de sus primos. Ya tenían vacaciones. Los cuatro niños estaban muy preocupados; este año no podrían venir  los Reyes Magos: eran personas muy mayores y  de alto riesgo.

Josemi, Paloma, Carlitos y Clarita estaban comentando lo que  habían oído decir a sus padres. Hablaban bajito, casi en un susurro, no querían que supieran que espiaban a los mayores cuando estos comentaban cosas serias.

—¿Y qué quiere decir “personas de alto riesgo”? —preguntó Clarita, que era la más pequeña de la pandilla.

—Pues creo que les dicen eso a las personas mayores y que se pueden contagiar del bichito —contestó Josemi.

—Pues anda, que los Reyes, con lo viejecitos que son, son de un riesgo altísimo —agregó Paloma.

—Pero bueno, me queréis decir qué es eso del riesgo —exclamó Carlitos un poco enfadado ante tanta palabreja rara.

—Pues eso quiere decir que los Reyes Magos  se pueden contagiar fácilmente con el virus  y no podrán venir,  así que este año no tendremos juguetes en Navidad —les aclaró Josemi que era el mayor—. Me imagino que se quedarán en su palacio y no se moverán de allí.

—¿Y Papá Noel?, ¿tampoco podrá venir este año? —preguntó Clarita de nuevo.

Todos movieron la cabeza negativamente y se quedaron muy  pensativos.

Esa noche, los niños estaban muy tristes a la hora de la cena.  En la televisión un presentador  entrevistaba a un doctor muy famoso: hablaban de la importancia que tenían las vacunas para no ponerse enfermos.  Empezarían a vacunar a los sanitarios y  las personas de alto riesgo.

 A Josemi se le encendió la bombillita que tenía en la frente y que de vez en cuando se le iluminaba. “Alto riesgo había dicho”. Seguro que les pondrían las vacunas a los Reyes Magos y a Papá Noel también, y ya no habría ningún problema. Podrían estar tranquilos.

Pero después de la entrevista, salió la chica del tiempo con un mapa lleno de líneas raras que él no entendía muy bien, pero la palabra Dana y borrasca sí que le sonaban: iba a llover mucho.

—Mamá, ¿de dónde van a traer las vacunas? ¿Van a llegar a tiempo para ponérselas a las personas mayores antes de Navidad?

—Pues no sé. Parece que va a hacer muy mal tiempo,   las vacunas vienen en avión. A lo mejor habrá  que esperar un poco a que pase el temporal.

Otra vez la cabecita de Josemi empezó a trabajar y a ponerse en lo peor.

“Seguro que los Reyes Magos se quedan si vacunar” y al pensar en algo tan triste, empezó a llorar. Sus hermanos y su prima, al verle, también le imitaron y, al momento, los cuatro no lloraban, berreaban.

—¿Pero, se puede saber qué os pasa? ¿Por qué lloráis de esta forma? ¿Es que os duele algo? ¿Alguien  me puede contar el problema? —les pidió su madre.

Paloma empezó a balbucear y le siguieron los demás:

—Las, las  va- vacunas —dijo.

—Los Reyes Magos —añadió Carlitos

—Los  jueguetes  —se quejó Clarita.

Por fin Josemi se secó las lágrimas y empezó a contarle a su mamá el  problema que los tenían preocupados.

—Mamá, tenemos miedo de que los Reyes Magos se pongan malitos y no nos traigan los juguetes. No sabemos si este año van a venir o no.

—Mirad niños, este año es un año diferente. Es posible que sus Majestades no puedan venir, pero  no tenéis que llorar por eso, lo mejor es desear  que no se pongan malitos, eso es lo verdaderamente importante. Un año sin juguetes nuevos no tiene  importancia, ¿tenéis juguetes para divertiros? —les preguntó su mamá.

Los niños se miraron y se quedaron callados. No sabían que responder.

—Venga, contestadme; aquí veo cuatro puzles, muchas construcciones, un tren, tres muñecos, un correpasillos, un caballo con balancín, un montón de cuentos, ¿sigo nombrando juguetes?

Los cuatro niños se quedaron mirando y callaron, seguían llorando en silencio, aunque, ya, poquito. Su madre pensó que tenía que encontrar algo para que se les pasase el disgusto.

—¿Hacemos un bizcocho de chocolate? —les preguntó.

—¡Siiiiii! —gritaron todos.

—Pues venga, a lavarse las manos y a trabajar.

A los niños se les pasó la pena enseguida. Se pusieron unos delantales y unos gorros de cocinero.  A su mamá le gustaba que estuvieran muy pulcros en la cocina.

Los bizcochos que hacían tenían fama entre sus amigos porque estaban muy ricos.

Pasó la Navidad y nadie sabía si los Reyes Magos iban a poder venir o no. Los niños habían oído que en algunos sitios ya habían llegado las vacunas pero ¿en Oriente, qué habría pasado? De todas formas ellos ya se habían hecho a la idea de que este año la Noche de Reyes iba a ser distinta.

Por fin llegó y como todas las Noches de Reyes, estaban nerviosos ¿y si venían por casualidad?

Sus padres les dijeron que se acostaran pronto por si acaso.

Los niños  no se podían dormir, no hacían más que dar vueltas en la cama. Paloma, que   se había quedado  con sus primos esa noche, también estaba muy inquieta y no paraba de moverse de un lado a otro.

De repente oyeron algo que les pareció el sonido de unos cascos de  caballos en el asfalto y el gruñido de otros animales, ¿serían camellos? A continuación se escucharon murmullos y susurros, y la puerta de la calle que se abrió muy silenciosamente.

—Schisssss —dijo Josemi— ¿Quién puede ser?

—¿ Serán los Reyes?—preguntó Carlitos.

—¿Qué hacemos? —dijo Paloma.

Clarita, como era pequeña, dormía profundamente.

Muy despacio, bajaron las escaleras y los tres se quedaron paralizados ante la  sorpresa que se llevaron: los Reyes Magos habían venido.

—¡No estáis malitos!— exclamaron muy contentos.

—No, claro que no. ¿Quién os ha dicho eso? —preguntó Gaspar  mientras les acariciaba la cabecita.

—Pues habíamos oído que a lo mejor, este año, no podíais venir — aclaró Paloma.

—A ver, nosotros ¿qué somos? —dijo Baltasar.

 —¿Qué sois ?, ¿qué sois, que? —tartamudeó Josemi.

—Sí, ¿qué somos? —volvió a preguntar Baltasar.

—¡Ah!, —dijo Carlitos— sois Magos.

—Muy bien, y eso, ¿qué quiere decir? — Intervino Melchor.

—Pues… que hacéis magia —explicó Paloma.

—¿Y vosotros creéis que si podemos hacer magia, no  vamos a tener vacunas para no ponernos enfermos, y que todos los niños del mundo puedan tener sus regalos en esta noche?

Los niños se les quedaron mirando asombrados ante la explicación que les dieron. Se habían preocupado sin necesidad. En un momento todos los miedos y los problemas que les habían entristecido   desaparecieron y la sonrisa volvió a iluminar sus caras.

A la mañana siguiente se despertaron sin  recordar nada de lo  que había sucedido la noche anterior; cuando bajaron a desayunar se encontraron un montón de juguetes a los pies de la chimenea, los Reyes no les habían fallado, seguramente  se  habían vacunado. Verdaderamente eran unos Magos estupendos.

 

 


martes, 8 de diciembre de 2020