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Ilustradora, Virginia García, |
Pitusín es muy pequeño, casi no se va
a enterar de que con febrero, el loco, ha llegado
el carnaval. Con febrero llega el frío, pero con el carnaval me río. La mamá de Pitusín ya le ha comprado
el disfraz: dos cuernecitos de plumas y los ojos
de cristal, un pico muy duro y fuerte para poder
agarrar cualquier presa por la noche que se
deje devorar. Así es el gorro de búho, no se puede
pedir más. Y debajo de
ese gorro, unos ojos muy redondos, una nariz respingona y una bonita sonrisa, que regala
Pitusín a los que no tienen prisa Cuando
pasan por su lado, todos exclaman al verle: Mira, ¡qué
bien disfrazado! Con el
gorrito de búho a la gente ha enamorado. Pitusín está contento, tiene su
primer disfraz, aunque como
he dicho antes, todavía es muy pequeño, casi no se va a enterar de que llega
el carnaval.
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