Mensaje de bienvenida

¡Y sin embargo algunas personas dicen que se aburren!¡ Démosles libros!¡Démosles fábulas que los estimulen!¡Démosles cuentos de hadas! Jostein Gaarder

lunes, 30 de noviembre de 2020

PABLO NICOLÁS



 Pablo no había tenido nunca problemas con su nombre, hasta un día en el que se enteró de que a su hermano le hubiese gustado que él se llamase Pablo Nicolás.

 Guille, el hermano de Pablo siempre le había dicho a su madre que cuando tuviera un hermanito quería que le pusieran  Pablo Nicolás como su amigo, pero a sus padres se les olvidó poner los dos nombres en el Registro Civil, y a Pablo le llamaron simplemente, Pablo, a secas.

—Mamá, yo quiero que Pablo se llame Pablo Nicolás.

 Eso repetía continuamente Guille a sus padres.

—No te preocupes Guille, en cuanto podamos iremos al Registro Civil y le pondremos a tu hermano el nombre de Nicolás, también.

Tanto les insistió Guille a sus padres, que Pablito, que nunca había protestado por causa de su nombre, se unió a la petición de su hermano  y también protestaba:

—Mamá, ¿cuándo me voy a llamar Pablo Nicolás?

—Tendrás que esperar a que tenga tiempo para ir a cambiarte el nombre, ahora tengo mucho trabajo.

Así pasó el tiempo hasta que el niño se dio cuenta  de que había más niños que tenían dos nombres como su hermano.

Un día llegó el abuelo muy contento con un regalo.

   Felicidades Guillermo José, hoy es tu medio santo —dijo

muy ufano—. Hoy es nuestro santo, es San José.

Pablo se quedó sorprendido y un poco decepcionado. Él no tenía regalo. ¡Claro, solo tenía un nombre!

—¡Mamaaaa! ¿cuándo me vas a poner Nicolás en mi nombre? Yo solo tengo un regalo en mi santo —dijo entre sollozos—. Hace mucho tiempo que te lo he dicho, y no me haces caso.

Pablo seguía llorando hasta que se acercó su abuela. Lo sentó en sus rodillas y le dijo:

—Pablo, no te importe eso de tener dos nombre o uno solo. Hay muchos niños que tienen nombres muy largos y al final les llaman con un diminutivo ridículo.

—Abuela, ¿qué es un diminutivo?

—Pues, por ejemplo, un niño que se llame Francisco Luís y le llamen Fran o tu hermano mismo, se llama Guillermo José y siempre le llamamos Guille.

—Sí, pero Guille tiene dos santos y yo solo tengo uno.

—Tú no te preocupes por eso, ahora mismo te vamos a buscar un santo. ¿Mayca, me puedes decir cuándo es el santo de los niños que se llaman Nicolás?

Mayca se quedó muy sorprendida, pero se imaginó  por dónde venían los tiros. Enseguida se metió en Internet y miró el santoral.

—A ver, San Nicolás, San Nicolás… Aquí está, el 6 de diciembre.

—¿Eso es pronto? ¿Falta mucho para mi medio santo?

La abuela se quedó dudando. No sabía que decirle. Estaban a 19 de Marzo y hasta el 6 de diciembre les quedaban la tira de días para escuchar siempre lo mismo. Tenía que buscar una solución.

—Pues la verdad es que tu medio santo es el 6 de diciembre, todavía queda un poco.

—Un poco, ¿cuánto es?

Guille, que era cuatro años mayor, y que le gustaba mucho hacerle  rabiar le dijo:

—Pues tienen que pasar las vacaciones de Semana Santa, pasar el verano, que se les caigan las hojas a los árboles, que venga…

Antes de que terminase, ya estaba Pablo berreando.

—Eso es mucho tiempo, nunca voy a tener mi medio santo.

La mamá intervino:

—Pero Pablo, tú ¿por qué quieres llamarte Nicolás? ¿Solo porque tu hermano quiere? Vamos a ver qué día es mañana. —La mamá de Pablo entró en Internet—. Anda, mañana es día de todos los que se llaman Martín. ¿Quieres llamarte Pablo Martín?

         —Si me llamo Pablo Martín ¿mañana tendré un regalo?

         Todos se quedaron mirando al abuelo que había sido el de la ocurrencia de traer un regalo por el medio santo de Guille.

         —Claro que sí, por supuesto, mañana tendrás tu regalo —dijo el abuelo viendo todas las miradas clavadas en él.

         Pablo se puso muy contento. Ya tenía un segundo nombre y un segundo regalo. Ahora habría que ver cuándo iría su madre a apuntarle en el Registro.


 

Autora, La abuela atómica

lunes, 9 de noviembre de 2020