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domingo, 17 de diciembre de 2023
miércoles, 27 de septiembre de 2023
Un misterio
Ha aparecido sobre mi mesa este cascarón roto. ¿Qué querrá decir? Esperemos
que pronto se resuelva la duda.
miércoles, 6 de septiembre de 2023
El repartidor de pesadillas, 1er. capítulo.
Se acerca el comienzo del curso escolar y llega el otoño; se acabaron las actividades al aire libre y apetece más quedarse en casa leyendo un libro. Aquí subo el primer capítulo de El repartidor de pesadillas, seguro que os gustará su lectura.
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Autor: José Luís Ocaña. |
1er capítulo,
La Casa del Frío
En el pueblo la llamaban la Casa del Frío
porque todo el que pasaba cerca del lugar se quedaba helado durante un rato, y
hasta que no se alejaba bastantes pasos de allí no entraba en calor. Las
ventanas y las puertas apenas encajaban bien, y en los días de viento se abrían
y cerraban con mucha rapidez y fuerza produciendo un ruido infernal. A veces,
de los portazos, se rompían algunos cristales por lo que era muy peligroso
pasar cerca. Los vecinos le habían propuesto al alcalde demolerla para que no
ocurriese ninguna desgracia, pero él les contestaba que eso era imposible, que la
casa tenía sus dueños.
-No puedo entrar y derruir una propiedad que
está habitada.
-¿Cómo habitada? Yo no he visto a nadie
entrar ni salir de ella -le replicaba Genaro, el carnicero.
Dudaban que dentro hubiese inquilinos porque
nunca se oía música ni otros sonidos habituales en las casas corrientes. El dueño no tenía ni radio ni televisión, ni
siquiera teléfono, y mucho menos un móvil para poder relacionarse con el
exterior; no quería saber nada de lo que
ocurría fuera ni que se supiera de su existencia.
-Pues yo sí. Cuando saco a pasear a mi perro por las noches, suelo venir por aquí y
siempre hay luces encendidas -comentó el
frutero-, y por las mañanas oigo cantar a un gallo y, a veces, se escucha el
cloqueo de las gallinas.
El panadero aseguró que él dejaba todos los
días el pan y la leche en la puerta y que luego, a final de mes, un señor
bastante extraño le abonaba el importe de las facturas.
-Veis como tengo razón, claro que hay
inquilinos dentro -explicó el alcalde-. Siempre pagan la contribución y la
recogida de basuras, así que esta casa no se puede tocar.
-Por lo menos podremos hablar con ellos y
exigirles que la arreglen; debemos enterarnos quiénes son los que viven ahí. Le
preguntaremos al párroco, él es tan
mayor que seguro que conocerá a los dueños de la casa.
Los más decididos propusieron hacerle una
visita, y la comitiva se dirigió hacia la iglesia a esperar que terminase la
misa de ocho para preguntarle al señor cura si él sabía algo de la historia del
viejo edificio.
-Sí, sí que lo recuerdo; hace unos cuantos
años llegó a este pueblo un hombre muy extraño con un niñito de la mano; les
acompañaba un señor con un aspecto muy humilde, por lo que deduje que debía de
ser el criado. Se instalaron en las afueras del pueblo en la Casa del Frío. Se
la compraron al señor marqués que había enfermado y necesitaba mucho dinero
para medicinas y, aunque no le gustó nada la pinta del comprador, no tuvo más
remedio que vendérsela. Me dijeron que
cogió una pulmonía al estrecharle la mano para cerrar el trato. Siempre
comentaba a sus vecinos que aquel hombre despedía tanto frío que se le quedó el
brazo congelado durante un tiempo y, debido a eso, se puso más enfermo todavía
-les explicó el señor cura-; fue por esa causa por lo que empezaron a llamarla la Casa del Frío. La
verdad es que cuando llegaron, al principio, todo el mundo los tomó por
mendigos por el aspecto de sus trajes y lo delgados que estaban; nadie se
imaginaba que tenían dinero suficiente para poder pagar esa casona que, en
aquella época, era la más bonita de la comarca. Cuando el señor marqués contó a
su familia la extraña sensación que sintió al darle la mano al nuevo dueño y lo
malo que se puso, se empezó a correr la voz de que, aunque el recién llegado
dijo que era un científico, en realidad debía ser un brujo o algo parecido.
Desde ese momento, cuando los vecinos lo veían por el pueblo se cruzaban de
acera para que no les echara ningún maleficio; nadie se ofreció a ser su amigo
y, a veces, los chiquillos se reían de ellos. Genaro, ¿no te acuerdas de que un
día te tuve que echar una buena regañina porque les quisiste tirar una piedra? -dijo
el sacerdote mirando fijamente a uno de los hombres que más insistía en que
aquella casa estaba deshabitada.
Al escuchar esto, todo el mundo le dirigió
una mirada de reproche al carnicero que, disimuladamente, agachó la cabeza y
caminando hacia atrás se fue avergonzado a su casa.
-Bueno -continuo el cura-, no sé si sería por
eso o porque ellos tampoco tenían muchas ganas de conversación, empezaron a
quedarse en su casa sin salir y, pasado un tiempo, no se volvió a saber nada más de los nuevos
propietarios de la Casa del Frío.
Después de escuchar al párroco y viendo que no podían
solucionar nada esa noche, decidieron dejar para otro momento el ir a hablar
con los dueños de la casa, aunque ninguno quiso confesar que lo hacían
también porque el edificio les daba un poco de miedo. Se había hecho de noche y
el caserón ponía los pelos de punta.
-Yo creo que es un
poco tarde para ir a molestar a nadie -expuso el alcalde.
-Tiene usted razón. Si al menos alguno de
nosotros los conociera… -contestó su secretario.
Poniendo miles de escusas, quedaron en verse
otro día que les viniese bien a todos para ir a resolver el problema.
Si esos charlatanes hubiesen podido ver el
aspecto de los tres individuos que habitaban en la ruinosa vivienda, no se
hubiesen ido a descansar tan ricamente como lo hicieron, sino que se habrían
preocupado bastante sabiendo que tenían como vecinos a unas personas muy
extrañas.
Lo
que sucedía dentro de la Casa del Frío era una escena doméstica de lo más
normal; lo raro era la indumentaria y el aspecto tan tétrico que ofrecían los
tres hombres, que alrededor de una mesa de camilla, iluminada por una única bombilla
que colgaba de un techo altísimo, parecía que estaban cenando; bueno, cenar,
solo dos de ellos porque el tercero, el más anciano, estaba sirviendo a los que
estaban sentados.
El hombre que estaba de espaldas a la ventana
era alto y delgado; su sombra se reflejaba en la pared como si hubiesen pintado
un ciprés negro frente a él. Por los malos modos con los que hablaba a los
otros dos y pedía más comida, podríamos asegurar que era el dueño de aquel
edificio. Sus pequeños ojos incoloros, escondidos detrás unas gafas gruesas que se apoyaban
sobre una nariz aguileña, se hundían en sus cuencas. Su pelo negro le caía por
los hombros y se veía bastante descuidado. A los lados de la cara y entre dos mechones de
pelo le salían las puntas de las orejas, lo que le daba el aspecto de un duende
maligno. Se notaba que el uso del jabón no era una costumbre muy arraigada en
él. Las maños y las uñas estaban teñidas de distintos colores debido a los
experimentos que siempre estaba realizando en el laboratorio. Sin embargo, lo
que más le afeaba era la cicatriz de una quemadura que le atravesaba el lado
derecho de la cara y que hacía que la comisura de la boca se elevase hacia el
ojo ofreciendo un rictus extraño. Llevaba un traje negro bastante gastado, con
muchos brillos a fuerza de plancharlo a
menudo; los zapatos eran también negros
con la punta tan larga y estrecha que entraban siempre en la habitación antes
que él, de manera que su sirviente sabía cuándo llegaba el jefe sin necesidad
de que este tuviese que avisarle con anterioridad. Como ya he dicho antes, el doctor
Metodio, que era como se llamaba este individuo, se pasaba todo el día
encerrado en su laboratorio preparando pócimas y brebajes que, aparentemente,
no servían para nada porque las dejaba guardadas en su habitación secreta;
nadie excepto él podía entrar a ese lugar.
-Alguna vez encontraré una fórmula que me
hará rico -decía para disimular su tacañería, aunque no le hacía falta el
dinero; tenía más de lo que se podría gastar durante toda su vida.
Mientras trabajaba allí se solía poner una
bata blanca encima de su traje negro, aunque los colores se mezclaban un poco,
porque ni el negro del traje era todo lo oscuro que debía ser ni el blanco de
la bata era blanco, así que parecía que iba vestido de un gris bastante triste.
Él se consideraba un gran científico y sobre todo químico, pero ya os dije lo
que la gente pensaba realmente de él.
A su lado, Críspulo, el niñito que el cura
había visto llegar una noche hacía mucho tiempo junto con los dos hombres,
había crecido y había dejado de ser un crío. Siempre tenía mucha hambre y se
zampaba todo lo que le ponían en el plato con mucha ansiedad. Se notaba que lo
que comía era insuficiente para saciar su apetito. Se había convertido en un chico muy alto y
corpulento de esqueleto, pero bastante delgado y necesitaba más alimento del
que allí le daban. Debería tener aproximadamente entre dieciséis o diecisiete años aunque
era difícil calculárselos. La característica más llamativa del muchacho era el
precioso color de su pelo, rojo fuego, a diferencia del tono anaranjado más
común entre los pelirrojos.
Muchas veces, su padrino, que era como él llamaba al doctor
Metodio, le cortaba mechones para hacer experimentos en su laboratorio. Decía
que esos cabellos tan especiales tenían poderes extraordinarios. Sus ojos eran verdes,
redondos, muy brillantes y transparentes, parecían dos ventanas abiertas
al mar. Encima de los ojos, unas cejas
también rojas y una nariz respingona.
Críspulo llevaba unos pantalones de color verde y una camisa a cuadros del mismo tono del pantalón
que le daban el aspecto de un leñador de película antigua; los zapatos,
marrones, tenían la suela de goma despegada por delante, de manera que si los
mirabas de frente parecían la boca de dos hipopótamos a punto de tragarte. Su
cara era un poco alargada, como todo él, aunque, a lo mejor lo que le ocurría era
que estaba muy delgado y le faltaba comida para rellenar todo su cuerpo.
La otra persona que permanecía levantada
trayendo leche, cereales y pan era Olegario, el pobre criado que se movía por
la habitación silenciosamente, como si sus pies no pisaran el suelo.
Olegario era muy viejo y casi no veía ni oía, por
eso llevaba unas gafas muy gruesas y usaba audífono. El doctor Metodio decía que ya no
servía para nada y lo tenía en su casa a regañadientes, porque sabía que
Críspulo no consentiría que lo echase;
era la única persona que le había dado cariño en su infancia y ahora a la vejez
le devolvía todas las atenciones que había tenido con él.
viernes, 7 de julio de 2023
El coscorrón. Dedicada a mi nieto José Miguel.
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Ilustradora Virginia García. |
Grita fuerte
Pitusín para que venga mamá
y le levante
del suelo.
—¿Qué te
pasa querubín, carita de terciopelo?
—Mamá pupa,
mamá pupa
Y señala con
el dedo
un bulto que le ha salido
con forma de
caramelo.
—¿Qué te ha
pasado en la frente?
¡Madre mía
un coscorrón!
Vamos a
ponerte hielo
que baje la
inflamación,
verás que te
curas pronto
y ya no te
dolerá
y
enseguidita podrás
irte de
nuevo a jugar.
Pitusín ya
está jugando
su dolor se
ha terminado.
Con los
mimos de mamá
¡qué rápido
se ha pasado!
domingo, 14 de mayo de 2023
AYER LLOVIÓ
Ayer llovió.
Estábamos en La Azohía, un
lugar maravilloso de nuestra costa murciana, en donde se ha respetado una
construcción no invasiva, sin los abusos que se han llevado a cabo en otras
zonas de las playas levantinas. El paseo por la orilla del mar es tranquilo y apacible.
La vista desde la terraza del piso de arriba era una preciosidad, aunque se estaban formando algunas nubes.
De repente, en cuestión de unos minutos, las montañas se cubrieron de nubes negras. Casi no se veía, parecía que había niebla y todo se oscureció. Empezaron a caer unas gotas, pocas al principio, volví a escuchar el sonido sordo del agua sobre la tierra seca del monte que teníamos detrás y el chapoteo del agua sobre las baldosas de la terraza de la casa en donde estábamos. Era maravilloso escuchar, como si se tratase de distintos instrumentos, el sonido de la lluvia según cayese sobre una superficie u otra. No me lo podía creer, otra vez caía agua del cielo y empezaba la melodía de la lluvia. Salí a la terraza, necesitaba respirar el aire húmedo, limpiarme los pulmones del polvo de tantos meses sin caer la lluvia y entonces la tierra y el mar, al recibir la bendición del riego del cielo empezaron a desprender aromas a campo, a tomillo y a romero. También las higueras que había por allí cerca me regalaron su perfume y el mar dejo que el olor a sal llegase hasta mí. La sinfonía aumentó con los truenos que retumbaban en las montañas, y los rayos que caían en el mar agregaron belleza al momento. Fue una fiesta para los sentidos. En aquel momento me reconcilié con la madre naturaleza que tanto calor nos había dado en los días anteriores.
Esperemos que podamos
resarcirla de tantos desastres que hemos provocado sobre su piel.
domingo, 7 de mayo de 2023
martes, 2 de mayo de 2023
Cruces de mayo en Granada.
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Cruz de la casa morisca Ajsaris |
Mañana es el 3 de mayo, el día dedicado a la Santa Cruz.
Para mí el día más bonito que se puede vivir en Granada.
Me llamó mucho la atención, cuando recién llegada de Madrid para
vivir en esa ciudad, salí a la calle sin saber con lo que me iba a encontrar.
Yo llevaba viviendo en Granada algunos meses y ya tenía
algunas amigas. Ellas me habían hablado mucho del 3 de Mayo, pero nunca me podía imaginar con lo que me iba a
encontrar. Me trajeron unos claveles para que me los pusiera en el pelo y me
aconsejaron el vestido que tenía que ponerme para no desentonar mucho.
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Colegio Sagrada Familia, Pureza de María, Tercer premio. |
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Del mismo colegio, una Cruz de infantil. |
Cuando por fin salimos, me encontré con la maravilla en que se transforma la ciudad en ese día. Las calles, colegios, comercios, plazas y barrios habían colocado preciosos altares en honor a la Santa Cruz. Todas las cruces en medio de los altares estaban cuajada de flores, la mayoría de las veces de color rojo, el color de Cristo, y alrededor de la misma multitud de objetos granadinos que adornaban el altar: Mantones de Manila, jarrones y braseros de cobre reluciente, cerámica, guitarras…todo aquello que pudiese dar lustre a su Cruz de mayo. Por adornar que no quede, un año un colegio se llevó el primer premio porque hicieron delante del altar una cueva del Sacromonte con un corral y llevaron hasta las gallinas.
Lo que no puede dejar de tener un altar de la Cruz en
Granada es una manzana reineta con unas tijeras clavadas. Os lo explico, en
Granada a estas manzanas se las llama peros. Para que la gente no le ponga
peros a sus cruces, ponen el pero con las tijeras clavadas, para avisar de que
no admiten malas críticas a su cruz. No me digan que no tiene gracia.
La gente, por la calle baila y canta la reja, el vito, sevillanas, malagueñas y todo lo que les sale de su alma artista, porque los andaluces tienen arte para regalar.
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Colegio de la Asunción. |
Si quieres seguir el típico paseo para ver las cruces debes
de coger fuerza para las cuestas que te esperan. Lo normal es tomarse un vermut
con vino de Málaga y otro de la Alpujarra en las bodegas Castañeda para seguir
el recorrido de las Cruces y subir al barrio del Albaicín donde podréis encontrar
las más típicas y tradicionales.
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Cruz de la Abadía del Sacromonte |
A estas letras solo les falta que las hubiera escrito desde algún
rincón de la Alhambra o del Albaicín. Hubiera sido precioso poder haberlo
hecho.
Desde mi primer encuentro con las Cruces, cada vez que las
recuerdo siento una emoción que no he podido olvidar. Aquella profusión de
colores y olores, se me clavó en el corazón y siempre que llega esta fecha
intento escarbar en mis recuerdos para volver a revivir aquella sensación que
me produjo mi primera fiesta de la Cruz en Granada.
Les agradezco a mis amigos de la pandilla del club Masacaba
que me han ayudado a recordar y me han mandado las fotos de las cruces de este
año.
domingo, 16 de abril de 2023
La verdadera historia del príncipe que se convirtió en rana
miércoles, 5 de abril de 2023
Vuelvo al colegio Juan Carlos I de Llano de Brujas.
Había quedado el día 30 de marzo del 2023 en visitar de nuevo el colegio Juan Carlos I para charlar con los alumnos de 5ª y 6º sobre mi querido Tango. Si os soy sincera estaba un poco nerviosa pues después de la pandemia no había vuelto a las aulas y aunque me hacía mucha ilusión, también me preocupaba un poco. Sin embargo, sabía que los profesores de ese colegio habrían preparado a sus alumnos y la charla iba a ser muy amena y divertida. Cuando llegué el director don Joaquín ya me estaba esperando y me llevé una agradable sorpresa cuando me encontré con una profesora que conocí en la anterior visita y que, aunque ya estaba jubilada, se acercó al colegio para saludarme. Muchas gracias Virtudes Martínez Rives por ese detalle que me alegró mucho.
Cuando llegué, el colegio estaba todo decorado con los trabajos que habían hecho los niños para la semana cultural. El tema era La Región de Murcia.
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Fue un ambiente muy distendido. |
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Por último José Sánchez, en nombre de todos, me dedicó unas palabras muy bonitas y me entregó un diploma por haber participado en la Semana Cultural. |
miércoles, 22 de marzo de 2023
Vuelve Tango, el perro pastor.
En el año 2012, hace la friolera de 11 años, en el colegio de Llano de Brujas Juan Carlos I, eligieron mi libro Tango , el perro pastor como lectura los cursos de 5º y 6º. Disfruté muchísimo en aquella actividad lectora pues tanto las profesoras como los alumnos se implicaron en la historia e hicieron unos trabajos preciosos. Uno de ello fue un vídeo que yo no había visto y que el director actual, don Joaquín me ha enviado muy amablemente.
Este trabajo tan concienzudo no se puede dejar guardado sin enseñarlo, así que lo subo a Facebook con la seguridad de que quien lo vea apreciará el trabajo que llevó la confección del vídeo.
Resumieron un cuento de 170 páginas y tanto el texto como las ilustraciones les quedaron preciosas.
Ilustraciones: alumnos y alumnas de 5º
Texto y voz: alumnos y alumnas de 6º
Profesoras que participaron en este trabajo:
Virtudes Martínez / Eva Gloria Molina / Toñy Catalá/ Paquita Pérez/
y Rosa Montesinos y Faustino Ruiz ayudaron con sus magníficas fotos y su saber informático.
Sí queréis ver todas las actividades que se hicieron, podéis entrar en estos enlaces que están en mi blog:
http://laabuelaatomica.blogspot.com/2012/05/tango-el-perro-pastor-visita-el-colegio.html
laabuelaatomica.blogspot.com/2012/06/tango-el-perro-pastor-en-marionetas.html
lunes, 20 de febrero de 2023
A Clarita le gusta pintar
A mi nieta Clara
le gusta pintar,
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Imagen cogida de internet. |
se pasa las tardes
venga a dibujar.
Tres añitos tiene,
se acerca a los cuatro.
Aunque es muy pequeña
no hace garabatos.
Pinta en los papeles
y también, a veces,
aunque sin querer,
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Museo del Prado |
Todos sus dibujos
los tiene colgados.
Su casa parece
el museo del Prado.
A su perro Tango
también ha pintado
durmiendo en su cama
muy acurrucado.
![]() |
Tango. |
![]() |
Carlitos de bebé |
y en la galería
los va a colocar
![]() |
José Miguel |
cuando era bebé
con un gran babero
comiendo puré.
A su abuelo pone
la mar de elegante.
Con bigote y gafas
se le ve triunfante.
Por suerte esta tarde
me ha tocado a mí
ser protagonista
de su arte.
¡Al fin!
Nunca vi una abuela
lucir tan preciosa
con melena larga
y pendientes rosas.
Pero la más guapa
sin duda es mamá,
Reina del Hogar.
![]() |
MAMÁ |
jueves, 2 de febrero de 2023
La niña y la sirena
La niña y la sirena
Conozco una niña
que cuando va al mar
se pone a bailar
y a dar volteretas
con sabor a sal.
Entorna los ojos,
le hace daño el sol,
pero lo soporta
aunque haga calor.
Una sirenita
la ha visto llegar,
quiere ser su amiga
y bailar un vals.
Le explica la niña
con una gran pena
que una sirena
no puede bailar.
“Sobre tu colita
no podrás girar
y en la fina arena
puedes tropezar.
Pero yo sí puedo
nadar en el mar
bañarme contigo
y hasta bucear”.
Las dos amiguitas
juegan sin parar
el agua salada
sella su amistad.
domingo, 29 de enero de 2023
NO ESTAMOS SOLOS 1er CAPÍTULO
En un lugar del
espacio a muchos años luz de la Tierra, los habitantes de un planeta llamado
Androm estaban pasando una época verdaderamente angustiosa. Desde hacía tiempo
los andromedianos no podían dormir, y no sabían el porqué.
Antes, los bebés nacían en unas
probetas de cristal de las que se hacían cargo las nodrizas espaciales. Los
alimentaban y los acostaban en unos cestillos que colgaban de los techos de
unas habitaciones llamadas reposorios; estos cestos se balanceaban despacio al
compás de una música muy suave que venía de las paredes. El ambiente que se
respiraba en esas salas hacía que los niños durmiesen plácidamente y que se
criaran muy felices. Sin embargo, los espacios para reposar ya no se
utilizaban, nadie podía dormir desde que llegaron los ladrones de sueños.
Los ladrones de sueños eran los habitantes del planeta Lucxus. Tanto Lucxux como Androm formabanparte de la galaxia Andrómeda. Los lucxurianos envidiaban a sus vecinos y deseaban controlarlos.
Zárcalux, el jefe supremo de
Lucxus, encargó a los ingenieros del Centro de Inteligencia que buscaran una
forma de aniquilar a sus vecinos. Tenían que encontrar cómo hacerlo sin
declararles abiertamente la guerra pues, de esa forma, tendrían todas las de
perder ya que el planeta Lucxus era más pequeño que Androm.
Se dieron cuenta de que el
cerebro de los andromedianos emitía unas ondas que les eran necesarias para
dormir. Si conseguían destruirlas, el cerebro olvidaría cómo descansar; todos
enfermarían y podrían vencerlos.
Para lograrlo construyeron unas
máquinas instaladas en unos drones que sobrevolaban el cielo de los
andromedianos cuando estaban durmiendo;
de ese modo aspiraban las ondas y las destruían.
En Androm estaban cada día más
agotados. Los médicos pensaban que la falta de sueño era algo pasajero y
preparaban somníferos para que pudiesen dormir, pero cuando los doctores se
dieron cuenta de que había algo más detrás de aquellos prolongados insomnios,
ya era demasiado tarde. No quedaba en Androm ningún cerebro capaz de producir
las ondas necesarias para encontrar el descanso, y la vida en el planeta se
alteró por completo.
miércoles, 18 de enero de 2023
Se acabó la Navidad
SE
ACABÓ LA NAVIDAD
El Niño Jesús dormía,
la mula lo calentaba,
en sus sueños celestiales
con arcángeles soñaba.
Pero dentro del belén
voces y gritos se oían.
Hasta los
animalitos
inquietos se
removían.
Las figuras protestaban,
no querían otro año
estar en cajas guardadas,
el cartón las agobiaba.
—¡Pues yo no quiero ir al paro!
—¡Ni yo tampoco!
— Ni yo,
añadió el rey Melchor.
Ante el bullicio formado
bajó un arcángel del cielo
si escuchaban
su opinión
les haría entrar en razón.
Y con voz
potente habló:
— Se acabó la Navidad,
la fiesta ha finalizado
llega la tranquilidad.
Os conviene descansar,
que con tantos villancicos,
turrones y mazapán
el reposar unos días
os vendrá fenomenal.
Los consejos
del arcángel
como bálsamo actuaron,
las figuras del belén
al escucharlo callaron
—Cuando regrese la estrella
os volverán a
sacar
y una nueva Navidad
amor y paz nos traerá.
El Niño Jesús dormía,
no se enteraba de nada.
La navidad terminaba,
pero la vida seguía.
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