Dibujo realizado por Guille Martínez Ortiz |
Llueve en la ciudad,
el cielo está gris.
Clarita se enfada
pues quiere salir.
La niña se ha puesto
sus botitas rojas,
y para taparse
un paraguas rosa.
El agua salpica
con fuerza los charcos
y le está manchando
la ropa de barro.
Menos mal que lleva
sus botitas secas.
Puede caminar
o quedarse
quieta.
Cómo brilla el campo
con el chaparrón.
Ya no llueve nada,
va a
salir el sol.
Todo se ha secado,
las nubes se han ido.
Los pájaros salen
contentos del nido.
La calle se llena
de niños y juegos.
Clarita se acerca
y salta con ellos.
Ya no le hacen falta
sus botitas rojas
ni la chaquetita
ni el paraguas rosa.
6 comentarios:
Esta poesía
tan tierna y bonita
a Clara le ha escrito
su abuela Conchita.
A ver si el tío le hace un poema al sobrino.
Gracias por pasarte a leer.
¿A cuál de ellos? Tengo nueve. Más dos sobrinas nietas, que son las que están más en la edad de estos poemas.
Hola Macondo. Por su puesto a tus dos sobrinas nietas que están en edad de merecer. Verás como te lo agradecen.
Un saludo.
¡Qué bonito, Conchita!
Me encanta.
Un abrazo.
Me alegra que te hayas pasado tan rápida por mi blog. Gracias por venir.
Un abrazo.
Publicar un comentario