Mensaje de bienvenida

¡Y sin embargo algunas personas dicen que se aburren!¡ Démosles libros!¡Démosles fábulas que los estimulen!¡Démosles cuentos de hadas! Jostein Gaarder

viernes, 26 de abril de 2013

2ª Visita al colegio Jesús María de Murcia, con motivo del Día del Libro.


Este año, como el pasado, con motivo del día del libro, me volvieron a invitar a dos colegios para que contase mis experiencias como escritora de cuentos infantiles.


Después de la charla, durante la firma de libros.
 En El C.E.I.P. Jesús María de Murcia, los tutores de 4ª curso habían elegido por segundo año consecutivo mi libro Tango, el perro pastor. Me hizo mucha ilusión que me dijesen que a los niños del curso pasado les había gustado tanto que, este año, lo habían vuelto a elegir como libro de lectura. Aunque está recomendado para el tercer ciclo, cuando los niños tienen hábito de lectura, como pasa en este colegio, es fácil leerlo en 4º. Sin embargo, hay algunas palabras que pueden desconocer, por lo que deberán usar el diccionario. Así, el 22 de abril les hice una visita que me resultó muy gratificante. Los tres cursos los agruparon en dos y  estuve una hora con el 1er. grupo y otra con el segundo. Me llama mucho la atención cómo la marcha de la charla es totalmente diferente entre los dos grupos, cada uno tiene sus características. Yo casi siempre empiezo de la misma forma, pero luego los niños me llevan a lugares diferentes. Primero, empecé a interesarme por si había algún escritor en ciernes; una niña me dijo que a ella sí que le gustaría escribir cuentos cuando fuese mayor y que ya tenía elegido el cuento que iba a escribir y el nombre. Estuvimos charlando durante un rato sobre el cuento: sobre los perros, el pueblo de Burgui, los almadieros, las presas, los bosques etc.  En una clase se me ocurrió cantar como si fuese un rap la canción de los almadieros y eso les gustó mucho. Ellos, casi siempre, me preguntan cosas parecidas, pero a mí no me cansa responderles: que cómo  me inspiré, que cuáles son los personajes reales y cuáles son los ficticios, que si conocía Burgui, que cómo se me ocurrió el capítulo del oso y el del rapto de Tango. Una niña me preguntó algo que nunca me habían preguntado:

-Conchita, cuando estabas escribiendo que Tango se moría ¿tuviste pena? Yo les expliqué que no, que entonces si escribes una historia de miedo, lo pasarías muy mal.
Con Ismael, uno de los tutores de 4º

Después, muy rápidamente tuve que firmarles los libros. Me hubiese gustado que las dedicatorias fuesen más largas y personales pero, como eran casi noventa libros, tuve que ponerles una frase cortita a cada uno y siempre la misma.

Al final de la clase me entregaron un montón de dibujos preciosos sobre Tango. Yo he elegido entre todos, unos pocos, en representación del colegio. También dos poesía que copio para que las leáis.
Autor: Pablo Monteagudo




Autora:Susana Flores Riquelme



 
TANGO, EL PERRO PASTOR, TAN BONITO COMO UNA FLOR

DE PEQUEÑO LA ALERGIA, DE MAYOR LA CURACIÓN

¿QUÉ SERÁ LO PRÓXIMO QUE LE OCURRA AL CAMPEÓN?

QUE LE ROBE UN LADRÓN, QUE SE ENCUENTRE UN LEÓN,

QUE SE VAYA EN AVIÓN, QUE SE META EN EL PELOTÓN.

AUTOR.MASSIMO VAN PASSEL FUSTEC
 


Autor:Adrián Pérez Ruiz
Autora: Cristina hernández Millán.





Autor desconocido


 

 








DESDE MUY PEQUEÑO

TANGO TENÍA UN PROBLEMA     





ERA ALERGICO




El autor de este dibujo tampoco lo firmó.
A LA LANA DE LAS OVEJAS

CUANDO FUE MAYOR

YA SE LE PASÓ

PASTOREÓ Y PASTOREÓ

HASTA QUE NO PUDO HACERLO MEJOR

CUIDÓ DE LUIS, TENÍA UN GRAN CORAZÓN.

AUTORA:MARIOLA ROS

 MIRO POR LA VENTANA  
VEO LA PRADERA                                                    

QUE HUELE A PRIMAVERA



Autor:Pablo Guirao López.


ES UN EXPLENDOR LO QUE MIRO

POR EL MIRADOR.

ES TAN BONITO COMO EL MAR MARÍTIMO

TANGO EN MI AMIGO Y DE TODOS MI FAVORITO.

AUTOR:ANÓNIMO.

Como veréis, las poesías no tienen desperdicio. Luego, me regalaron una caja de bombones que me supieron a gloria. Me despedí hasta el próximo curso si  Dios y ellos quieren.

lunes, 8 de abril de 2013

Guille y Pablo vuelven a Alicante. Educación infantil y 1º de primaria.

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Escudo de Alicante realizado con flores.


-¡Abuelo, yo nunca he ido a Alicante!- dice Pablo suplicando- ¡Guille, sí!

-Sí que has ido, lo que ocurre es que eras muy pequeño y casi no te acuerdas.

-Anda,  llévanos, aunque sean solo unos  días.

-Vale, de acuerdo, os vendréis con nosotros-dice la abuela.

¡Qué contentos están! Guille y Pablo van a pasar  unos días de vacaciones con sus abuelos en esa bonita ciudad. Guille ya ha ido varias veces , y  su hermano Pablo  también, pero como este es más pequeño, no se acuerda muy bien de cómo es; solo tenía tres años cuando estuvo por última vez y ahora ya tiene cuatro, ya es más mayor y podrá darse cuenta de todo. Llevan toda la semana hablando con  las profesoras del taller de verano diciéndolas que durante una semana no van a ir al cole, porque se van a bañar en la playa de Alicante, y a sus amigos y a sus primos también les están dando la paliza diciéndoles lo mismo.

La mamá de Guille y Pablo les ha preparado las mochilas, una con la ropa, los bañadores y las cosas de aseo y, otra, con todos los juguetes y un libro para leer en la hora de la siesta. Les ha puesto además, crema protectora pues en la playa, el sol, a veces, juega malas pasadas. Los niños están nerviosos esperando que vengan a por ellos, así  que cuando llegan sus abuelos les dicen muy contentos:

-Creíamos que ya no veníais.

Cuando se meten en el coche, se llevan una sorpresa porque también va con ellos su tía Paloma que como es muy joven le gusta mucho jugar con los niños, así es mejor, porque se van a divertir más.

 

El viaje, desde Murcia, dura una hora pero nada más montarse, Pablo pregunta:

-¿Falta mucho para llegar?

 Vuelve a repetir la misma pregunta unos segundos después, así que la abuela piensa que hay que hacer algo para distraerle y se pasan el viaje jugando a Veo Veo y cantando canciones infantiles. Por fin llegan pero como no tienen comida en la casa, se van todos al Mercado.

Plaza de abastos, mercado Central.
A Guille le gusta mucho la plaza de abastos de Alicante porque allí hay pescados de todas clases: morenas grandísimas y congrios, también atunes y emperadores gigantes, meros y unos peces rojos  que se llaman gallinetas. La cabeza de un atún tremendo está de adorno en uno de los puestos, y Guille pregunta que en cuanto la venden.

-Te la regalo si la quieres  -le dice la pescadera.

Puesto de pescado.
-¡Sí, sí!  -exclama Guille muy ilusionado.

-Pero ¡cómo vamos a llevarnos eso! -dicen asustados los abuelos-, dentro de un rato la cabeza empezará a oler mal y tendríamos que salirnos de casa.

Guille se conforma con ver los pescados, pues en dónde él vive  casi nunca traen peces grandes. Aquí, sí que es divertido. También han visto  tres mandíbulas de tiburón colgadas en otro puesto. Mientras, Pablo  va andando con la nariz tapada; dice que del pescado no le gusta ni el olor. Después pasan a la parte de la fruta y Pablo se quita la mano de la nariz y dice en voz alta:

-¡Frutita frutita, que bien huele! A Pablo sí que le gusta la fruta porque está muy buena y, además, la profesora, sus padres  y sus abuelos dicen que la fruta es muy sana. Eligen paraguayas, nectarinas, naranjas y melocotones. También les gusta mucho el pan de Alicante, la coca de moyitas y los fartons. Los abuelos les compran todo lo que los niños les piden. Después, suben por las escaleras mecánicas al piso de arriba y allí se aprovisionan de carne y de fiambre. Luego de dar unas cuantas vueltas más se van muy contentos comentando todo lo que allí han visto.


La Expalnada por la mañana
Explanada por la tarde.
Esta noche van  a cenar a un restaurante del puerto. ¡Qué bonito que está el paseo de La Explanada! Guille y  Pablo se han quedado con la boca abierta al ver tanta agitación en la calle; aunque ya lo han visitado otras veces, siempre les sorprende y  les parece  precioso. Las palmeras y los mosaicos  rojos, azules y blancos que hacen como olas en el suelo, les maravillan. Hay muchísima gente paseando, algunos son alicantinos pero, ahora en vacaciones, hay muchos turistas y todo está animadísimo.

Fotografo en la explanada
También les asombra la cantidad de personas que venden cosas encima de  mantas que ponen en el suelo: bolsos, gafas, gorros y, los  chinos y chinas que ofrecen juguetes con pilas que se mueven sin cesar al compás de una música un poco machacona, pero que alegran el ambiente. A un lado del paseo, se colocan todas juntas, unas  chicas negras guapísimas, muy altas, vestidas con túnicas de muchos colores con la cabeza llena de trencitas que están, a su vez, peinando a niñas rubias o morenas  que quieren llevar el cabello como ellas y los grupos de indios que cantan canciones de los Andes y tocan flautas hechas con caña y tambores multicolores. A los niños les encanta todo lo que ven allí, por eso tenían tantas ganas de volver.  Los abuelos les dicen que todas esas personas han venido de muy lejos porque en su país no tienen donde trabajar.  También  hay muchos pintores haciendo caricaturas. Guille y Pablo se han sentado y les han hecho un dibujo a los dos, vestidos de futbolistas, Pablo, con el nº 10 y Guille con el 9. Les ha hecho mucha ilusión y se han puesto la mar de contentos.
Artesanía con azucar.
También les gustan mucho las casetas de la feria de Artesanía que han instalado allí mismo. Después, han cruzado a la zona del puerto y  en un restaurante desde dónde se veían todos los barcos, han cenado de maravilla. A Guille, que le gusta mucho el pescado,  ha comido como los mayores; Pablo prefiere las chuletas de cordero, pero los dos han cenado muy bien.

A la mañana siguiente, se han preparado para ir a la playa bien tempranito.

Juegos para niños en El Postiguet.
-La playa que tiene Alicante se llama El Postiguet-les explica el abuelo.

-¡Menuda suerte, tener una playa en el centro de la ciudad! -dice Guille a sus abuelos. La verdad es que el niño tiene razón. Es estupendo tenerla tan cerca y poder bañarse siempre que uno quiere sin tener que marcharse lejos. Han cogido una sombrilla y dos tumbonas, pero ellos no quieren estar tumbados, quieren hacer un castillo y una muralla. Cuando llega su tía Paloma,  les ayuda a hacerla. Al terminar, se van al final de la playa  con un trozo de pan duro a una cala pequeña, a la que llaman la playa del Cocó; allí lo desmenuzan y lo  echan al mar. De repente empiezan a acudir pececillos y el agua empieza a moverse como si hirviera. Se acerca uno bastante grande, como una pescadilla, de esas de ración y a Pablo le da miedo; dice que le va a morder y se quiere salir del agua. Paloma se sale con él, pero Guille se queda con su abuela y, otros niños, se acercan a ver como comen los peces.

-¡Qué divertido abuela, cuántos peces han venido! 

Pablo  está bañándose  cuando ha levantado la cabeza y ha visto  el Castillo de Santa Bárbara. ¡Qué imponente le parece esa mole de piedra! ¡Tan alta y tan grande!

Castillo de Santa Bárbara desde la playa del Postiguet.
-Abuela, yo quiero subir allí- le dice el niño asombrado

-¡Abuela, mira, en el castillo hay una piedra que parece la cara de un jefe moro! ¿Cuando vamos a ir a verlo?- dice Guille.

-Cuando haga más fresco porque ahora hace mucho calor.

 El agua está buenísima y se bañan durante mucho rato, pues la bandera está verde y no hay peligro. Están muy contentos porque saben que después de la siesta toca ir a montar en las atracciones del parque de Canalejas.

Después de merendar se han puesto guapos y se han ido a la feria.  Cuando llegan allí se vuelven locos porque no saben en qué montarse primero; casi siempre eligen los tirantes. A su abuela se le pone el estómago a la boca cuando los ve subir tan alto, pero los otros niños también lo hacen, por eso no tienen más remedio que dejarles.

Un paseo por la feria.
Después se han montado en unas canoas indias que van por un rio artificial y las van moviendo con remos, por un momento se han imaginado que eran pieles rojas. Han repetido el viaje porque les ha encantado. Luego Guille, ha conseguido un peluche muy gracioso pescando unos patitos con una caña. Pablo se ha puesto muy contento porque se lo ha regalado a él. Ya es tarde, así  que se van a casa para poder levantarse temprano al día siguiente.

 Así, casi sin darse cuenta se les han pasado los tres días muy deprisa  y sus papás han venido a recogerlos. Ellos se marchan de Alicante con mucha pena -¿Cuándo nos vais a traer otra vez? preguntan los niños.

-Pronto, al final no hemos subido al castillo, así que esa visita queda pendiente para otro día, le responde la abuela.

Sus padres  les prometen que pronto harán otra excursión a Alicante, y entonces verán otro montón de cosas bonitas que les están esperando.