Mensaje de bienvenida

¡Y sin embargo algunas personas dicen que se aburren!¡ Démosles libros!¡Démosles fábulas que los estimulen!¡Démosles cuentos de hadas! Jostein Gaarder

martes, 11 de enero de 2022

CARLITOS Y LA CAMISETA DE HULK

 



 Carlitos y la camiseta de Hulk

 

Carlitos está loco con su camiseta verde Es la camiseta que viste Hulk, uno

 de sus héroes favoritos. La lleva puesta todo el día encima de su ropa y

 también se la pone encima del pijama, si se descuidan sus padres.

Cuando se viste con ella se pone en jarras y saca músculo, por eso, hoy va

 detrás de su abuela como alma en pena.


—Abuela, ¡lávamela, porfi! Está manchada   de chocolate. No me la puedo

 poner así.

—Carlitos, no se va a secar, y no te la puedes poner mojada.

—¡Que sí abuela! Por favor, lávamela   y luego me la planchas.

Ahí la han tocado en su punto flaco.

—Carlitos, eso de la plancha está reñido conmigo. Yo te cuento un cuento

 si quieres, pero no me pidas que te planche nada porque no me gusta

 planchar.

Carlitos está muy enfadado. Cuando se pone de mal humor no hay quien le

 aguante.

—Anda, se me ha ocurrido una cosa— le dice la abuela—. La lavamos y

 luego la meto en la secadora y así no hay que plancharla.

A Carlitos se le ha cambiado la cara, se le ha puesto una sonrisa que

 parece un angelito. Ya se le ha pasado el disgusto, pero ahora va detrás de

 la abuela preguntando que cuando va a terminar la lavadora. Ella le lleva a

 la cocina y le dice:

—Mira, ¿ves? ¿Qué pone ahí?

—Pone 8.

—Pues hasta que no salga el cero, no se puede abrir, y ten en cuenta que la

 lavadora cuanta al revés… 8,7,6,5,4,3,2,1,0.

 A Carlitos le ha satisfecho la explicación, así que se sienta con las piernas

 cruzadas mirando como se mueve el tambor, igual que si estuviera viendo

 la televisión. Enseguida vienen Josemi y Clarita y se sientan a su lado.

 Desde el salón se oye a los tres contando en voz alta: 7, al ratito 6, y así

 hasta que la lavadora se para.

—¡Abuela! Ya se ha parado, sácala. Vamos a ponerla en la secadora.

La meten en la secadora, pero como no se ve la camiseta desde fuera, e

s más aburrido estar sentado delante de ella, así que se va a jugar con sus

 hermanos.

Al rato la camiseta ya está seca y como si la hubiesen planchado. La

 abuela se la enseña a Carlitos. Él se ha puesto contentísimo. Se la pone y

 sin decir nada se va al cuarto de baño. Se mira al espejo y saca musculitos

 como su héroe favorito.

¡Qué fácil es hacer feliz a un niño1

 

 

 

 


2 comentarios:

Macondo dijo...

No tan fácil, que le ha dado buena tabarra a la pobre abuela, jajaja.
Bonito cuento.
Un abrazo.

Conchita dijo...

Un poco pesadito si que se puso, pero al final se llevó su camiseta limpia como él quería.

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