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¡Y sin embargo algunas personas dicen que se aburren!¡ Démosles libros!¡Démosles fábulas que los estimulen!¡Démosles cuentos de hadas! Jostein Gaarder

jueves, 4 de enero de 2024

EL CABALLO DE JUGUETE (poesía navideña)


                                                                                 

Caballo realizado por Rafael García Gómez para su
nieta Virginia García.


El caballo de juguete

 

El caballo de juguete no para de sollozar,

él no tiene casi fuerza para poder ayudar.

La caravana real se ha tenido que parar,

un camello ha tropezado sin poderlo remediar

y una rueda se ha salido del carro que iba detrás

dejando de funcionar.

Cabezas de caballo realizadas por
Rafael García y su nieta Virginia García.

 

Ahora mismito querría cuatro patas de verdad

como tienen los caballos que él ha visto galopar.

Melchor y Gaspar exclaman que se van a retrasar:

—¡Los juguetes esparcidos sobre la arena dorada!

—¡Nos queda muy poco tiempo antes de la

 madrugada!



—¿Acaso no somos Magos? No os tenéis que preocupar,

a la estrella ya le he dicho que nos tiene que ayudar

—añade el rey Baltasar-, que es el más mago de todos

y no se deja asustar por cosas sin importancia

que se pueden arreglar.

Como si fuese un tornado que acabase de pasar,

un viento fuerte ha soplado y la rueda se ha arreglado.

 

Unas manos enguantadas con seda y perlas preciosas

 recogen con rapidez los juguetes que ahora están

 en las dunas repartidos,

y los ponen en los sitios que anteriormente ocupaban

 en la larga caravana.

El caballo de juguete ha dejado de llorar.

                                                                                     


—¿Habéis visto este caballo? Es una preciosidad.

—Colócalo con cuidado no se vaya a estropear.

Y le suben a un caballo, pero a uno de verdad.                                     


La caravana está lista para poder avanzar entre dunas y palmeras,

y antes del alba llegar.

El caballo ya no llora, ya no hay porqué llorar.

Con el trote del caballo, del caballo de verdad,

el caballito se duerme y pronto empieza a soñar

con un niñito precioso que no para de cantar:

—Arre caballito, vamos a Belén que mañana es fiesta

y al otro también.