Escudo de Alicante realizado con flores. |
-¡Abuelo, yo nunca he ido a Alicante!- dice Pablo suplicando- ¡Guille, sí!
-Sí que has ido, lo que ocurre es que eras muy pequeño y casi no te acuerdas.
-Anda, llévanos, aunque sean solo unos días.
-Vale, de acuerdo, os vendréis con nosotros-dice la abuela.
¡Qué contentos están! Guille y Pablo van a pasar unos días de vacaciones con sus abuelos en esa bonita ciudad. Guille ya ha ido varias veces , y su hermano Pablo también, pero como este es más pequeño, no se acuerda muy bien de cómo es; solo tenía tres años cuando estuvo por última vez y ahora ya tiene cuatro, ya es más mayor y podrá darse cuenta de todo. Llevan toda la semana hablando con las profesoras del taller de verano diciéndolas que durante una semana no van a ir al cole, porque se van a bañar en la playa de Alicante, y a sus amigos y a sus primos también les están dando la paliza diciéndoles lo mismo.
La mamá de Guille y Pablo les ha preparado las mochilas, una con la ropa, los bañadores y las cosas de aseo y, otra, con todos los juguetes y un libro para leer en la hora de la siesta. Les ha puesto además, crema protectora pues en la playa, el sol, a veces, juega malas pasadas. Los niños están nerviosos esperando que vengan a por ellos, así que cuando llegan sus abuelos les dicen muy contentos:
-Creíamos que ya no veníais.
Cuando se meten en el coche, se llevan una sorpresa porque también va con ellos su tía Paloma que como es muy joven le gusta mucho jugar con los niños, así es mejor, porque se van a divertir más.
El viaje, desde Murcia, dura una hora pero nada más montarse, Pablo pregunta:
-¿Falta mucho para llegar?
Vuelve a repetir la misma pregunta unos segundos después, así que la abuela piensa que hay que hacer algo para distraerle y se pasan el viaje jugando a Veo Veo y cantando canciones infantiles. Por fin llegan pero como no tienen comida en la casa, se van todos al Mercado.
Plaza de abastos, mercado Central. |
-Te la regalo si la quieres -le dice la pescadera.
Puesto de pescado. |
-¡Sí, sí! -exclama Guille muy ilusionado.
-Pero ¡cómo vamos a llevarnos eso! -dicen asustados los abuelos-, dentro de un rato la cabeza empezará a oler mal y tendríamos que salirnos de casa.
Guille se conforma con ver los pescados, pues en dónde él vive casi nunca traen peces grandes. Aquí, sí que es divertido. También han visto tres mandíbulas de tiburón colgadas en otro puesto. Mientras, Pablo va andando con la nariz tapada; dice que del pescado no le gusta ni el olor. Después pasan a la parte de la fruta y Pablo se quita la mano de la nariz y dice en voz alta:
-¡Frutita frutita, que bien huele! A Pablo sí que le gusta la fruta porque está muy buena y, además, la profesora, sus padres y sus abuelos dicen que la fruta es muy sana. Eligen paraguayas, nectarinas, naranjas y melocotones. También les gusta mucho el pan de Alicante, la coca de moyitas y los fartons. Los abuelos les compran todo lo que los niños les piden. Después, suben por las escaleras mecánicas al piso de arriba y allí se aprovisionan de carne y de fiambre. Luego de dar unas cuantas vueltas más se van muy contentos comentando todo lo que allí han visto.
La Expalnada por la mañana |
Explanada por la tarde. |
Esta noche van a cenar a un restaurante del puerto. ¡Qué bonito que está el paseo de La Explanada! Guille y Pablo se han quedado con la boca abierta al ver tanta agitación en la calle; aunque ya lo han visitado otras veces, siempre les sorprende y les parece precioso. Las palmeras y los mosaicos rojos, azules y blancos que hacen como olas en el suelo, les maravillan. Hay muchísima gente paseando, algunos son alicantinos pero, ahora en vacaciones, hay muchos turistas y todo está animadísimo.
Fotografo en la explanada |
Artesanía con azucar. |
A la mañana siguiente, se han preparado para ir a la playa bien tempranito.
Juegos para niños en El Postiguet. |
-La playa que tiene Alicante se llama El Postiguet-les explica el abuelo.
-¡Menuda suerte, tener una playa en el centro de la ciudad! -dice Guille a sus abuelos. La verdad es que el niño tiene razón. Es estupendo tenerla tan cerca y poder bañarse siempre que uno quiere sin tener que marcharse lejos. Han cogido una sombrilla y dos tumbonas, pero ellos no quieren estar tumbados, quieren hacer un castillo y una muralla. Cuando llega su tía Paloma, les ayuda a hacerla. Al terminar, se van al final de la playa con un trozo de pan duro a una cala pequeña, a la que llaman la playa del Cocó; allí lo desmenuzan y lo echan al mar. De repente empiezan a acudir pececillos y el agua empieza a moverse como si hirviera. Se acerca uno bastante grande, como una pescadilla, de esas de ración y a Pablo le da miedo; dice que le va a morder y se quiere salir del agua. Paloma se sale con él, pero Guille se queda con su abuela y, otros niños, se acercan a ver como comen los peces.
-¡Qué divertido abuela, cuántos peces han venido!
Pablo está bañándose cuando ha levantado la cabeza y ha visto el Castillo de Santa Bárbara. ¡Qué imponente le parece esa mole de piedra! ¡Tan alta y tan grande!
Castillo de Santa Bárbara desde la playa del Postiguet. |
-Abuela, yo quiero subir allí- le dice el niño asombrado
-¡Abuela, mira, en el castillo hay una piedra que parece la cara de un jefe moro! ¿Cuando vamos a ir a verlo?- dice Guille.
-Cuando haga más fresco porque ahora hace mucho calor.
El agua está buenísima y se bañan durante mucho rato, pues la bandera está verde y no hay peligro. Están muy contentos porque saben que después de la siesta toca ir a montar en las atracciones del parque de Canalejas.
Después de merendar se han puesto guapos y se han ido a la feria. Cuando llegan allí se vuelven locos porque no saben en qué montarse primero; casi siempre eligen los tirantes. A su abuela se le pone el estómago a la boca cuando los ve subir tan alto, pero los otros niños también lo hacen, por eso no tienen más remedio que dejarles.
Un paseo por la feria. |
Así, casi sin darse cuenta se les han pasado los tres días muy deprisa y sus papás han venido a recogerlos. Ellos se marchan de Alicante con mucha pena -¿Cuándo nos vais a traer otra vez? preguntan los niños.
-Pronto, al final no hemos subido al castillo, así que esa visita queda pendiente para otro día, le responde la abuela.
Sus padres les prometen que pronto harán otra excursión a Alicante, y entonces verán otro montón de cosas bonitas que les están esperando.
2 comentarios:
uuuhhhh menudo viaje!!!! que hermoso relato Conchita!!!! me encanta como narras las cosas, como que envuelves con tus palabras :D
me ha encantado!!! un besote :*
Gracias Eliz, los viajes con mis nietos siempre me llenan de alegría y sorpresas.
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