Guille
y sus amigos, capítulo 1º
Guille es un niño precioso, como todos los niños de esa
edad. Tiene tres años y muchas mascotas,
Nana, una perrita blanca, Pongo, un
hermoso dálmata y Paco, un pato blanco con unas manchas negras en la cabeza y
en las alas.
Además de todas sus mascotas tiene una colección muy grande
de animales de juguete.
Cuando está en casa de los abuelos mientras llegan sus
papás, su abuela y él eligen cada tarde un cuento distinto, siempre de animales.
Juntos repasan todos los nombres de los mismos, desde los más corrientes a los
más raros, Guille se los sabe todos.
También leen un libro de adivinanzas de cuando su tía Paloma era pequeña. Hay dos que se sabe de memoria. Dicen así:
Alto altanero
Gran caballero,
Gorro de grana
Capa dorada
Espuela de acero
—¿Qué es? —le
pregunta la abuela.
Guille, con ojos pícaros y
simpática sonrisa, le responde:
—El gallo.
Después, leen otra:
Animal de buen olfato
Cazador dentro de casa
Rincón por rincón repasa
Y lame, si pilla, un plato.
—¿Qué es? —Vuelve a
preguntar la abuela:
—El gato —contesta muy ufano Guille.
Ha llegado la primavera y el pato Paco ha crecido mucho. A
veces se pelea con Nana porque ella es una perra de caza. Un día al volver del
mercado ven a Paco con el ala rota. Los
padres de Guille le han curado con mucho cuidado, pero tienen que buscar una
solución, algún día Nana le puede hacer mucho daño.
—Guille, hemos pensado que ya va siendo hora de llevar a
Paco con sus amigos. No querrás que viva solo sin familia —le dice su mamá.
Guille se queda pensativo: sabe que sus padres tienen
razón.
—Vamos a llevarlo a un sitio en donde hay muchos patos y
patas. Así, cuando sea mayor, podrá tener hijitos y compañía.
Al día siguiente lo llevan al estanque. Lo cogen con mucho
cuidado y lo meten en una caja para que no se dañe durante el trayecto. Cuando
llegan al parque lo colocan sobre el césped que rodea el estanque. Llega el
momento de dejarlo con sus amigos
Paco, en cuanto ve el agua, sale corriendo con mucha gracia
moviendo la cola de derecha a izquierda y se zambulle en el agua enseguida.
—¡Adiós Paco! —dice Guille—. Papá, Paco no se ha despedido
de mí.
—Sí que lo ha hecho, ¿no has visto cómo movía la cola para
los lados diciendo adiós? Los patos se despiden de esa manera.
Guille está feliz, desde dónde está ve a su amigo deslizarse
por el estanque como si lo hubiera hecho
durante toda la vida. Esta noche, Guille se ha acostado pensando en él.
—Mamá, ¿Paco tendrá miedo de noche?
—No, no lo creo, los patos viven en el agua. Seguro que
duerme mejor que nunca. Dame un beso y sueña con los angelitos.
Guille se duerme, pero no sueña con los angelitos como le ha dicho su madre sino con el gran estanque del parque y con Paco. En su sueño, lleva un flotador amarillo y Guille se baña con Paco y sus amigos.
2 comentarios:
El segundo cuento de abril es el primero de una colección llamada Guille y Pablo. Poco a poco la iré contando.
Enhorabuena, Conchita! Qué bonito está todo por aquí!
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