Puitas y sus amigos, se mudan
Un ruido infernal despertó a toda la urbanización, el huerto de
naranjos, limoneros y palmeras que tenían delante se iba a convertir en un
edificio de apartamentos de lujo para personas de la tercera edad.
Las excavadoras entraron arroyando toda la vegetación y
arrancaron todo tipo de árboles sin ninguna piedad. Los limoneros y naranjos
eran arrojados a un contenedor por las máquinas excavadoras, como si de basura
se tratase. Los vecinos se habían reunido con el alcalde y este les había confirmado
que la construcción era legal y que no había ningún motivo para detenerla.
Paloma enseguida pensó en los erizos. Ella los había visto
muchas veces cuando paseaba a su perra, Duna, por el huerto. Algunas noches los
encontraba cuando intentaban cruzar la carretera.
Inmediatamente, se hacían una pequeña bola de púas y esperaban a que pasaran
los coches o a que ella desapareciera con el perro.
Puítas, el erizo, también se sobresaltó con el ruido y el
temblor de la tierra. ¡Se sintió acorralado! No sabía qué hacer. Era de día y
él solo salía por la noche. Se hizo una bola, como de costumbre, creyendo que
así estaría más protegido y esperó. Esta vez tuvo suerte. Las excavadoras
empezaron a mover la tierra de la zona sur del huerto. Todavía tenía esperanzas
de ponerse a salvo durante la noche.
Pensó en todos los compañeros que vivían cerca de él. Los erizos, viven solos y solo se juntan en la época del celo, pero, a veces, se encontraba a alguno paseando. Verdaderamente estaba muy preocupado por ellos.
La solución era alcanzar el monte; muchas noches había cruzado
la carretera y había llegado hasta allí. Sin embargo, siempre se volvía a su
madriguera, bien calentita y protegida por una gran capa de hojas secas. Además,
en el huerto había más comida, muchos insectos, pequeñas lagartijas y algunos
frutos que caían de los árboles.
Paloma, en su casa, no dejaba de pensar en la suerte de los erizos. Estaba acostumbrada a verlos con
esos ojitos tan redondos y brillantes y ese hociquito alargado que les hacía
tan graciosos. Pensó que la única solución que había era capturar a la mayor parte de ellos antes de
que las máquinas los aplastasen a todos. Habló con su hermano y los dos prepararon un plan para llevar a
cabo.
Hacía rato que no se escuchaba ningún ruido, y la tierra había
dejado de temblar. Puitas se estiró y pensó que el peligro grande había pasado;
era el momento de emprender la marcha hacía un lugar seguro en el monte.
En el cielo, una luna redonda le iluminaba el camino, pero este
hecho representaba un peligro para él, podía ser visto por los hombres y los perros.
Siempre que salía tenía que sortear muchos obstáculos y esa
noche no sería diferente. Ya estaba acostumbrado al peligro.
Escuchó voces y los ladridos de un perro.
—“Ya empezamos” —pensó—. “Tengo que andarme con cuidado”.
En la obra habían contratado un guarda con un gran perro para
disuadir a los ladrones. Eso a nuestro amigo le podía salir caro. Empezó a caminar
pegado a la valla que esa misma mañana habían levantado alrededor del huerto.
La sombra de esta lo protegía. El perro lo vio y echó a correr hacia él acercándose
peligrosamente. Lo tenía tan cerca que las babas del chucho le mojaron el lomo.
Pensó que había llegado su hora. Sacó fuerzas de donde pudo y, temblando, se
acurrucó estirando todas sus púas para disuadirle. Tenía las
fauces del perro tan cerca que el aliento del animal le movía los pelillos
blancos de la cara. Sin embargo, se oyó un fuerte silbido.
—¡Vamos Braco, tenemos que hacer la ronda! —dijo el guarda con una
voz atronadora. Braco, como un buen perro, hizo caso a su dueño y se apartó de
Puitas.
¡Este no podía creerse que todavía
estuviera vivo! Decidió que era el momento de seguir la marcha. Él andaba
despacio y si no se daba prisa enseguida amanecería, y llegarían los hombres,
las máquinas y todos los sonidos aterradores que lo hacían temblar. Oyó algo
parecido a un gruñido o maullido de un gato. Ese ruidito le era familiar; se
volvió y comprobó que cinco erizos más estaban intentando, como él, ponerse
a salvo.
—Creíamos que no lo contabas. Menudo perrazo —le dijo el mayor
de ellos.
—No lo he pasado bien, pero ahora hay que intentar salir de aquí
lo antes posible.
Siguieron todos a Puitas en fila y por fin llegaron a la orilla
de la carretera. Puitas miró a la derecha y a la izquierda y no se veía ningún
coche.
—Es el momento de cruzar —dijo a sus amigos.
La última parte de su viaje era una carretera muy ancha que tenían que atravesar. ¡Tardarían un rato!
Los faros de un coche iluminaron todo el asfalto. Los erizos se
pararon en seco y se quedaron petrificados. Temblando se hicieron una bola y
esperaron a que el coche pasara sin atropellarlos. El coche se fue acercando
poco a poco hasta que paró. Paloma y su hermano bajaron de él con una
gran cesta:
—Rápido Paloma, ponte los guantes.
En pocos segundos, cogieron a los erizos y con cuidado los
metieron en una cesta de mimbre a la que le habían puesto en el fondo un cojín
para que no se dañaran las patitas.
—José Miguel, vamos rápido a soltarlos en el monte —dijo Paloma.
Los dos hermanos anduvieron unos minutos con su preciada carga, hasta que llegaron al sitio adecuado. Allí depositaron con cuidado la cesta en el suelo y la abrieron para que los animalitos salieran. Se apartaron para que no los vieran. Al poco rato salió el primer erizo, luego fueron apareciendo tímidamente los demás. ¡Estaban salvados!
Los dos hermanos volvieron dos noches más y pudieron llevarse
del huerto a toda la colonia de erizos que vivían allí. Desde entonces, cuando paseaban por
el monte, Paloma y José Miguel siempre se preguntaban en dónde estarían sus
amigos. Ellos por su parte, estaban felices porque habían conseguido salvarlos.
3 comentarios:
Me ha gustado mucho este cuento y el papel de estos hermanitos. Seguro que tenían una madre muy especial.
Por fin los niños del CEIP La Cañadica de Mazarrón me han ilustrado este cuento con sus dibujos, ¿a qué son muy bonitos?. Muchas gracias y un beso muy fuerte para todos.
Siento no haberme dado cuenta de que en el blog que estaba al lado del cuento de Puitas, había una portada para adultos. Como podrá ver lo he eliminado para evitar escenas inadecuadas.
Gracias.
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